Cuando dentro de la familia surgen conflictos, tensiones, problemas de comunicación o uno de sus miembros tiene problemas que afectan a la convivencia común, es el momento de pedir ayuda a un psicólogo de familia. El objetivo, restablecer el equilibrio y armonía dentro de la familia.
Las causas por las que acudimos a terapia familiar pueden ser muchas y muy diversas: dificultades para establecer límites y normas, falta de respeto entre los miembros, problemas de comunicación, la pérdida de un ser querido, un divorcio o separación conflictiva, o adicciones de uno de los miembros, conductas violentas en adolescentes, rivalidad entre hermanos, la llegada de un nuevo hijo… Por lo que los psicólogos de familia adaptarán las técnicas de la terapia familiar a cada familia y situación.
De esta manera, además de hablar del problema con el psicólogo y establecer unas pautas, se realizarán dinámicas, juegos u otros ejercicios totalmente personalizados para conseguir el objetivo marcado. Para ello, serán necesarias sesiones en familia y otras terapias individuales y, por supuesto, con implicación de todos los miembros. Es más, no solo se trabajará para poner fin al conflicto familiar que haya en ese momento, sino que, se enseñará a la familia a cómo proceder para lograr una solución duradera.
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