
Imagina lo siguiente: estás en el banco, haciendo cola para poder retirar algo de dinero. Estás un poco apurado, ya que debes asistir a una cita médica, además tienes la impresión de que la cola no avanza, pues te parece que llevas una eternidad en el mismo lugar. Constantemente miras el reloj y con cada minuto que pasa, sientes que tu paciencia se va agotando. ¿Te suena familiar? Estamos seguros de que sí, porque muchos hemos pasado por situaciones similares en las que nuestra paciencia se pone a prueba. Y es en esas situaciones en las que realmente nos damos cuenta de que somos personas poco pacientes.
Ahora bien, la paciencia podemos definirla en primer lugar como una virtud. Sí, como lo estás leyendo, es una virtud porque se considera algo realmente positivo y beneficioso para quien la tiene. Además de eso, es la capacidad que tenemos los seres humanos de esperar a que algo suceda, sin permitir que la incertidumbre del momento socave nuestra paz interior. Así es, la paciencia tiene mucho que ver con la incertidumbre, con esa sensación de no saber qué es lo que va a ocurrir en un momento dado. Y a nosotros, los seres humanos, por naturaleza, lo desconocido nos incomoda y nos causa molestia.
Todas las personas, en algún momento de nuestras vidas hemos sido impacientes. Esto hay que tenerlo claro. Todo depende de la situación y del contexto en el que nos encontremos. Por ejemplo, si esperamos encontrarnos con el amor de nuestra vida, es evidente que estaremos impacientes por verle; una madre cuando va a ver a su bebé por primera vez es natural que manifieste impaciencia y si hablamos de familiares a quienes llevamos mucho tiempo sin ver, también es normal manifestar impaciencia.
Sin embargo, la impaciencia se convierte en un problema cuando está presente en cada faceta de nuestra vida, todos los días, ya que nos hace caer en el mal humor, la irritabilidad e incluso en la desesperación. Tomando en cuenta esto, es importante aprender a ser paciente. Porque sí, ser paciente es algo que podemos y debemos aprender. De esta manera nuestra vida mejorará y nos estaremos ahorrando muchos malos ratos.
La paciencia no es una característica que se adquiere de la noche a la mañana, sino que es algo que debe practicarse día a día hasta que, por hábito, se convierte en parte de nuestra personalidad. Es por esto que, a continuación, te vamos a describir algunos tips que te van a ayudar a ser una persona paciente:
Sí, la aceptación es comprender que no siempre tenemos el control de todas las cosas. Hay muchas situaciones sobre las cuales no podemos ejercer ningún control y eso debemos internalizarlo. Por ejemplo, una falla en la energía eléctrica o la lentitud de algún funcionario público son cosas sobre las cuales no tenemos control alguno. En este sentido, debemos aprender a aceptar aquellas cosas que no podemos controlar, a pesar de que estas puedan perjudicarnos.
Esto es muy importante porque nosotros, generalmente, vivimos o en el pasado, pensando en las cosas que debiamos haber hecho y no hicimos o bien en el futuro, pensando en las cosas que tenemos por hacer. Sin embargo, muy pocas veces nos centramos en vivir realmente el presente, el momento actual. Piensa que cada momento del día es una oportunidad para pasar un rato agradable, indistintamente del lugar en el que te encuentres. Solo depende de ti que tus momentos sean placenteros o no.
Sí, sabemos que para muchas personas esto es una utopía. Muchos creen que intentar ver el lado positivo de las cosas es vivir fuera de la realidad, en un mundo imaginario, pero no es así. Está en cada uno de nosotros aprender a encontrarle el lado positivo a cada situación. Por ejemplo, si te encuentras en una cola estática del supermercado, puede ser el momento perfecto para aprovechar e ir leyendo ese libro que no has culminado por falta de tiempo; si te encuentras en una cola en algún ente público, puede ser la oportunidad de conocer nuevas personas, y así sucesivamente. Incluso, una de estas experiencias puede significar un momento en el que puedas hacer una introspección y realizar una autorreflexión. Todo es cuestión de aprender a ver el vaso medio lleno, en vez de medio vacío.
Cuando sientas que te estás poniendo ansioso e impaciente, puedes practicar algunas actividades que te permitan alcanzar un estado de paz mental. Una de las actividades más recomendadas por los especialistas son los ejercicios de respiración. Pero no es solo inhalar y exhalar, sino que lo hagas de forma consciente. Es decir, percibe el aire entrando en ti, haz un ejercicio de visualización e imagina el recorrido del aire hacia tus pulmones. Así mismo, también puedes practicar otros tipos de visualizaciones que, estamos seguros, te ayudarán a calmar el ímpetu de tu impaciencia.
En la vida, para ser felices, hay que ser realistas. Cuando vamos a realizar alguna actividad, debemos tener en cuenta el tiempo aproximado que esta nos va a ocupar. De manera tal que, no debemos sentirnos impacientes si no se da lo suficientemente rápido. A donde quiera que vayamos y lo que sea que vayamos a hacer, debemos tener en cuenta que quizás nos va a tomar más tiempo del previsto, especialmente si este no depende directamente de nosotros. Al comprender esto, estaremos dando un gran paso para aprender a ser pacientes.
Como puedes ver, aprender a ser paciente no es nada sencillo, pues amerita de mucha disposición y ganas de intentarlo. Lamentablemente, muchas veces sucumbimos ante la impaciencia y terminamos irritados y molestos. Sin embargo, te garantizamos que, si comienzas a aplicar estos tips que te hemos dado, llegará un momento en el que te darás cuenta que puedes y tienes la capacidad de ser una persona paciente.
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