
Dr. Julen Alba
En psicología, existe un concepto muy extendido pero poco conocido que habla acerca de la percepción que tenemos las personas acerca de dónde fijamos la causa de nuestros problemas. Más concretamente se podría definir como el grado en que determinamos si las situaciones que suceden en nuestras vidas son responsabilidad interna, es decir nuestra, o externa, es decir, de los demás. Este concepto se denomina locus de control interno o locus de control externo.
Puede parecer algo a simple vista bastante sencillo, pero créeme cuando te digo que este mecanismo psicológico determina enormemente el sí somos unas personas positivas o en cambio unas personas negativas. Es decir, si somos felices, o si somos infelices.
Así a modo general, el locus de control interno engloba actitudes y creencias de que somos capaces de controlar y decidir sobre nuestra vida libremente. Este grado de control, lo atribuimos a nuestras habilidades, capacidades, competencias o comportamientos. Como se puede apreciar, este tipo de locus de control, se da más en personas más independientes, responsables y conscientes de sus habilidades. También es propio en personas mas seguras de sí mismas y con capacidad para solucionar sus errores y tolerar mejor su frustración.
En cambio, las personas con locus de control externo tienen la creencia de que los acontecimientos que suceden en sus vidas son debidas a agentes externos. El grado de control sobre su vida se debe a fenómenos fortuitos o agentes externos. Son personas que sienten que no tienen el control de sus vidas. Vivir en esta situación, repercute de forma negativa en el autoestima de la persona y genera ansiedad.
Como podemos intuir, vivir con un locus de control externo es muy perjudicial para la persona, ya que mina enormemente los recursos mentales, puesto que percibe todo como incontrolable, haga lo que haga. Para luchar contra esto es muy importante tener clara una cosa, todo ser humano a partir de los 18 años es responsable de su destino, y tiene la capacidad para mejorar su situación luchando únicamente con sus propios recursos. Si caemos en un locus de control externo, el miedo a lo incontrolable, al fijar la responsabilidad externamente, hará que seamos incapaces de tomar ninguna decisión y salir de nuestra zona de “confort”.
Una forma de combatir esto es luchar contra las propias emociones negativas que nos surgen en la cabeza, hay una técnica muy empleada que consiste en que cada vez que nos llega un pensamiento negativo, podemos pensar en una palabra que lo corte, por ejemplo: STOP. De esta forma iremos interiorizando que cada vez que nos llegue algo negativo lo pararemos, pruébalo, creeme que funciona. También es muy importante darse cuenta de que somos responsables de lo que sucede, si no cambiamos nuestro interior, difícilmente cambiará el medio que nos rodea, por eso es muy importante repetirse mentalmente, soy responsable, soy responsable de lo que pasa. Si cometo un error, asumo mi error y aprendo de él, no trató de culpar a un agente externo. Proyectar la responsabilidad nos impide avanzar en nuestra vida y mejorar. Además la búsqueda activa de excusas genera una sensación negativa, ya que en nuestro fuero interno somos conscientes de la realidad aunque no la queramos aceptar. Y uno mismo es el peor juez que podamos tener. Por ello si obramos bien, nos responsabilizamos y asumimos el control de la vida, cuando nos suceda algo negativo, tendremos la capacidad de enfocarlo de una mejor manera, e intrínsecamente mejorará nuestra autoestima, ya que estaremos agusto con el desenvolvimiento de los sucesos, ya que internamente hemos hecho “todo lo posible” para la consecución del mismo.
Otra de las estrategias que funcionan mucho para controlar la externalización de la responsabilidad es la fijación de metas. Ya he hablado en alguna otra ocasión de lo que supone para nuestra persona la creación y fijación de metas. Así a modo de resumen, cuando fijamos una meta y la hacemos nuestra, y cometemos errores y los subsanamos para lograr llegar a ella de la mejor manera posible, no tenemos tiempo para culpar a los demás, ya que fijamos el objetivo como propio, y asumimos que cualquier error nos sirve para aprender y mejorar. Por eso es tan importante luchar y tratar de conseguir nuestros logros, ya que eso nos empujará a tomar el control sobre nuestras vidas. El fracaso se produce cuando dejamos de trabajar en lo que queremos.
Ejercicio para estos días, piensa en un problema que hayas tenido recientemente y piensa si has buscado excusas o chivos expiatorios, apuntalo en un papel y después escribe: me hago responsable, me hago responsable, me hago responsable. Deja de buscar culpables, la responsabilidad está en ti.
“Hace falta muy poco para tener una vida feliz, está todo dentro de ti, en tu forma de pensar” Marco Aurelio.
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